Población y
soberanía nacional
por Michel
Schooyans
Denuncia y estudio crítico de las tesis
maltusianas, organicistas y "ecologistas" manejadas desde la ideología de "la
seguridad demográfica" impuestas desde los organismos internacionales como
la
ONU
El éxito de las tesis maltusianas se
debe primero a su aparente simplicidad y a su carácter perentorio. Desde 1798,
el célebre pastor anglicano nos advierte: el crecimiento de la producción
alimenticia se lleva a cabo según una progresión aritmética; el crecimiento de
la población obedece a una progresión geométrica. Los pobres deben retrasar la
edad para casarse. Las leyes sociales perturban el juego de las leyes de la
naturaleza, que quiere seleccionar a los más aptos y eliminar al reste. Desde
1803, Malthus precisará que no todos tienen reservado un lugar en el banquete de
la naturaleza; la naturaleza notifica a los inútiles que tienen que irse, y no
tarda en ejecutar su propria orden (1).
A pesar de haber sido repetidamente
criticadas y desmentidas por los hechos, las tesis del pastor anglicano siguen
siendo retomadas con implacable constancia. Las encontramos ya sea en su
formulación original, ya sea puestas de relieve sobre algún punto en particular
o bien, por el contrario, maquilladas. En el presente trabajo, seguiremos estas
metamorfosis hasta nuestros dias (2).
Desde el siglo XIX, estas tesis son
reforzadas con el aporte del organicismo, divulgado en particular por
Herbert Spencer (1820-1903): la sociedad humana es un cuerpo cuyos miembros son
muy diferentes en función de su utilidad, su valor o su dignidad. Es inadmisible
que los menos dotados perjudiquen a toda la especie. Es pues preciso que
ayudemos a la naturaleza a efectuar su selección. Galton (1822-1911) precisará
incluso que esta selección debe ser artificial. Los médicos tendrán un papel
preponderante en este programa de eugenismo (3). Según John Stuart
Mill (1806-1872), análogas diferencias se encuentran entre las sociedades; entre
éstas hay una jerarquía determinada, y las menos dotadas deben aceptar su
subordinación a las más "civilizadas". En relación con esto, hablase a veces de
darwinisino social.
El neomaltusianismo se afianza
poco después, y es representado por Margaret Sanger (1883-1966). Esta corriente
emprende la mezcla de las tesis maltusianas sobre la población con una doctrina
moral individualista, hedonista y utilitarista. Esta moral del placer individual
disocia el comportamiento sexual de la procreación. En la unión sexual el placer
es el bien; el niño, es el riesgo. El otro es interesante en la medida que me
aporta placer y/o provecho. De ahí se deriva el rechazo al matrimonio, el elogio
del amor libre, del eugenismo, etc.
Según Malthus, la superficie terrestre
limita inexorablemente la producción alimenticia, y los límites de ésta
determinan sin piedad el número de hombres que el mundo puede contener. Este
tema de la tierra va a conducir a la temática contemporánea de la ecología.
Tema este que tiene raíces históricas notables. Centrada sobre la expansión,
incluso la agresión, el imperialismo británico se traduce en políticas de
conquistas territoriales y de explotación de recursos naturales. Por su parte,
los Estados Unidos no esperan el fin de la Guerra de Secesión para poner en
práctica la doctrina mesiánica del Destino manifiesto. La anexión de Florida,
Texas, California, las guerras de Cuba y Filipinas, la separación de Panamá y
Colombia, etc. permiten comprender la importancia de las "zonas de influencia",
de las "fronteras" movibles, "cotos de caza reservados" - y de lo que las
geopolíticos alemanes pronto llamarán el "espacio vital".
La vulgata maltusiana se presenta
pues como un tronco cuya sabia nutre tres tipos principales de ramificaciones:
el organicismo, el neomaltusianismo, el ecologismo. En total, tenemos
pues, cuatro componentes cuyas interconexiones aparecen ya desde el siglo XIX.
Metamorfosis de estos
componentes
Veremos ahora como estos componentes se
encuentran en ciertos discursos que la ONU o sus agencias consagran a la
población. Nos referimos aquí, de manera especial al FNUAP, al Banco Mundial, a
la
Organización de la Salud, al PNUD, a la UNICEF, a la FAO e incluso a la UNESCO (4). Vamos a mostrar
bajo qué formulaciones son retomados y explicitados hoy día los cuatro
componentes que hemos identificado (5) .
Vuelta al
maltusianismo
¿Cómo aparece la vulgata maltusiana
original en los discursos de estas instituciones internacionales y en las
conferencias organizadas por ellas? El crecimiento poblacional - se dice- es
exponencial. La producción alimenticia no funciona igual. La tierra no puede
alimentar a todos. Los pobres del Tercer Mundo tienen demasiados hijos y son
responsables de su propia miseria. El crecimiento poblacional es causa de la
pobreza y del desempleo; y es un obstáculo para el desarrollo. Además, la
concentración de pobres en las ciudades es causa de delincuencia y de
criminalidad: ciertas declaraciones de la Conferencia de Estambul sobre el
hábitat (1996) lo subrayaron (6).
Con afirmaciones como estas: "Sin
control de la población no hay desarrollo posible", a partir de la IIa
Conferencia Internacional sobre la Población (Belgrado, 1965), la
planificación de los nacimientos es presentada como una forma de ayuda para el
desarrollo. En sus decisiones sobre procreación, las parejas deben tomar en
cuenta el contexto social. Poco después se dirá que es preciso "monitorear", es
decir controlar y limitar el crecimiento de la población. Este era el objetivo
de la
Conferencia del Cairo sobre Población y Desarrollo (1994).
Desde entonces, se pide a los Estados un reporte de lo que han hecho para
aplicar el "plan de acción" decretado "por consenso" en el Cairo. Anteriormente,
la
Conferencia de Río (1992) había alimentada la idea que la
capacidad portadora de la tierra se había alcanzado o incluso rebasado. En su
definición original, el desarrollo "sustentable" requeriría de un
control de las poblaciones. Si este control no se realizaba, la bomba "P"
(población) no tardaría en explotar.
Vuelta al
organicismo
En 1946, Julian Huxley fue puesto a la
cabeza de la UNESCO.
Era conocido por ser partidario de la esterilización de los
débiles mentales y de aquellos con quienes la sociedad no sabía que hacer. Una
variante de este eugenismo se encuentra en Frederick Osborne quien, en
1952, llega a ser primer presidente del influyente Population Council. Esta
institución privada merece ser mencionada aquí por la influencia que el grupo
Rockefeller ejerce a través de ella, y hasta nuestros días, en los programas
demográficos de la
ONU y de sus agencias.
Recordemos que Galton prefería la
selección artificial en lugar de la selección natural de Malthus,
introduciendo pues un elemento voluntarista, es decir intervensionista.
Son los pobres quienes fracasan y los ricos los que triunfan. Los primeros
fracasan y con ello prueban que son inferiores; los segundos triunfan y prueban
con ello que son superiores. Por el bien de la humanidad, hay que impedir a los
pobres la procreación y fomentarla entre los superiores.
Ahora bién, desde la Conferencia de Bucarest
(1974) aparece la dimensión voluntarista del control demográfico, especialmente
entre los pobres, este control requiere de una acción sistemática.
La IVa
Conferencia (México, 1984) menciona la necesidad de un plan de
acción, cuya mejor formulación es obra de la Conferencia del Cairo (1994). En
la actualidad son múltiples las reuniones que se dedican ampliamente a comprobar
la aplicación de este plan de ación.
Frecuentemente, la estrecha asociación
entre eugenismo y selección artificial es puesta en obra para "justificar" e
incluso patrocinar algunas secciones de los programas de la ONU cuyo objetivo es contener
las poblaciones del mundo, según criterios que discriminan a los pobres. Ted
Turner, patrón de la
CNN, o Bill Gates, Mister Microsoft, distribuyen donativos
faraónicos en la
ONU, y en particular en el FNUAP, destinados a reducir los
nacimientos entre los pobres en vez de crear prioritariamente escuelas que,
llegado el momento, harían explotar sus propios mercados...
Vuelta al
neomaltusianismo
Los primeros neomaltusianos alimentaron
el argumentario individualista, libertario y feminista. El neomaltusianismo
actual insiste, por su parte también, en el derecho al placer individual y en la
emancipación de las mujeres. Sin embargo, sobretodo a partir del reporte del
FNUAP de 1994, la educación y la emancipación de las mujeres son previstas como
un poderoso medio para hacer bajar el crecimiento de la población. Es por
eso que la educación de las mujeres debe incluir una sección importante
relacionada con la educación sexual y la "salud reproductiva" que forma
parte de los "nuevos derechos" proclamados: derecho a la anticoncepción,
al aborto, a la esterilización, a la homosexualidad, a la eutanasia. Estos
"nuevos derechos" deberían poder responder a "necesidades insatisfechas". En
la
Conferencia de Copenhague (1995), bajo la presión de lobbies o
cabildeos homosexuales, estos nuevos derechos han sido llamados a cubrir
"comportamientos fuera de las normas".
Tanto en Pekín (1995) como en Estambul
(1996), la familia es presentada como el lugar prototípico de la lucha de
clases; en ella, la mujer es oprimida por el hombre quién, imponiéndole el
"fardo" de la maternidad, le impide realizarse al tiempo que aporta su
contribución a la producción. La liberación de la mujer pasa pues por la
destrucción de la familia. Tema clásico del neomalthusianismo, la destrucción de
la familia aparece a partir de ese momento bajo la rúbrica de los "nuevos
modelos" de familia: al lado de la familia monogámica y heterosexual
tradicional, aparecen las - así llamadas - "familias" monoparental, homosexuel,
recompuesta, etc.
Durante la Conferencia de Pekín (1995),
todos estos temas fueron agrupados bajo la etiqueta del "gender"
(género): la diferencia de roles atribuidos al hombre y a la mujer en la
sociedad no tienen ningún fundamento natural; estas diferencias son producto de
la cultura y, como tales, pueden y deben ser abolidas. Estamos en plena
revolución cultural.
Vuelta al
ecologismo
Malthus temía la disparidad entre, por
un lado, las tierras cultivables y los recursos alimenticios y, por otro lado,
el número de bocas por alimentar. A pesar de estudios científicos que desmienten
la vulgata maltusiana, la extensión de esta tesis del pastor anglicano viene
generalizada y aplicada a las relaciones entre la Tierra y el hombre. En la ampliación
de la disparidad expresada por Malthus, se observan diferentes etapas.
Para empezar, henos aquí a bordo del
Radeau de la
Méduse, del pintor Géricault, o sobre los botes salvavidas
del Titanic. La nave Tierra incluye alrededor de seis mil millones de
pasajeros y estaría sucumbiendo. Ahora bien, las lanchas de salvamento solo
pueden recibir a la tercera o cuarta parte de los pasajeros. Es preciso entonces
sin ninguna piedad cortar las manos de quienes quieren subir a las lanchas; de
no ser así todos perecerán. Coustaud, versado en demografía pelágica,
recomendaba entonces que se redujese la Población mundial al cuarto de su
nivel actual.
Siempre de conformidad con la tradición
maltusiana, los pobres son el blanco que se debe perseguir de manera
prioritaria. Su crecimiento demográfico sería la causa de la degradación del
medio ambiente: deforestación, desperdicio de recursos, sobrecalentamiento,
deterioro de la capa de ozono, etc. El hombre sería el más grande "predador".
La
Conferencia de Rió (1992) fue consagrada enteramente a estos
temas. Maurice King recomienda la organización de "reservas"" confinadas en
"parques" protegidos por "rangers", algo así como una policía demográfica. La
tarea de estos "rangers" sería "contener" a las poblaciones pobres en los
límites de ciertas quotas. Ocurre lo mismo con hombres que con elefantes: serían
una amenaza para el medio ambiente; los equilibrios "naturales" deben pues ser
protegidos a todo precio. En caso de no poder contener el crecimiento
demográfico entre los pobres, habría que dejarlos morir. De donde se desprende,
después del proceso emprendido por Malthus contra las "leyes parroquiales"
favorables a los pobres, el proceso, hoy en día, de la ayuda a los pobres de
nuestra época. El mensaje de Malthus sigue siendo actual: ayudar a los pobres es
transgredir la moral natural; si la Señora Naturaleza es
violenta, la sociedad también debe ser violenta.
La exaltación del medio ambiente ha
conducido a una radicalización de las ecologías anteriores. Ya la Conferencia de Bucarest
(1974) consideraba que el crecimiento de la población afectaba al medio ambiente
y se había convertido en problema internacional. La "ayuda" para este objetivo -
dicen hoy día - debe ser reforzada.
Esta radicalización es tan marcada
durante la
Conferencia de Estambul (1996), que evidencía la relación entre
planificación territorial y planificación de los nacimientos. En adelante, según
Luc Ferry, el hombre ya no es el centro del universo. el antropocentrismo de la
tradición occidental, y en particular cartesiano, ha fracasado (7)7. El hombre no trasciende la naturaleza
material; es un ser entre otros, inmerso en el universo. El hombre no sólo debe
someterse al Estado o el Estado a las organizaciones internacionales; debe
igualmente reconocer que los animales también tienen derechos; debe someterse a
la Tierra
Madre y, tal y como promueve la Nueva Era, reverenciar a Gaïa.
La ideología de la seguridad
demográfica
Más que nunca las tesis maltusianas son
reactivadas y son objeto de diversas presentaciones y de acentuaciones
variables. Escondida bajo ropajes diferentes, reaparece la cantaleta maltusiana.
el número excesivo de hombres es la primera causa de las desgracias que afectan
a la humanidad.
Se debe entonces aumentar la ayuda
asignada a los programas de control de la natalidad y reforzar, con el
mismo objetivo, los poderes de las organizaciones internacionales,
especialmente de la
ONU y de sus agencias - así como de las ONG identificadas como
de confianza.
Los temas maltusianos se entrelazan y
dan origen a una ideología cientista caracterizada por la mono-causalidad.
El parámetro demográfico es tan exaltado que se invoca tanto para iluminar
el pasado como para legitimar programas de acción cada vez más voluntaristas, es
decir, de hecho, impuestos a los individuos y a los Estados.
Hemos llamado a esta ideología la
ideología de la seguridad demográfica, por analogía con la "doctrina de la
seguridad nacional" (8), doctrina a la que apelaban la mayoría de los regímenes
militares latinoamericanos en los años 60. Esta doctrina consideraba, uniéndose
a teóricos norteamericanos y europeos, que el antagonismo dominante era el que
oponía al Occidente liberal y democrático, con el Este totalitario
y comunista. Era preciso poner un dique, es decir contener el brote que
venía del Este. Este antagonismo se traducía en una guerra total, que
"justificaba" algunos regímenes de excepción. Esta ideología contaba con
el miedo para imponer a algunas poblaciones ávidas de desarrollo y
libertad, sacrificios no excentos de represión e incluso de violencia. La
salvación de la
Nación suponía en principio legitimar un poder concebido a la
manera de Hobbes: poder "puro" que se expresaba mediante leyes que son la
expresión de la voluntad del Leviatán.
Los cuatro componentes que hemos
analizado se integran en la ideología de la seguridad demográfica que, en la
actualidad, reinterpreta el "antagonismo dominante" aplicándolo a las relaciones
Norte-Sur, ricos y pobres. Según esta ideología, la mayor amenaza que
podría cernirse sobre el Norte, es la que vendría del Sur, pobre pero mucho
más poblado. De donde se desprende la necesidad imperiosa de poner freno al
crecimiento demográfico del Sur sin escatimar en los medios. La formulación más
cínica de esta ideología se encuentra en el Reporte Kissinger (1974) (9).
La nueva ideología cuenta a su vez
también con el miedo que el Sur - se dice - debe inspirar. El programa de
acción de nosotros los ricos, puede apelar a fundamentos sólidos, incluso
"científicos', proporcionados por Malthus y por sus continuadores. Y en vista de
que nuestra causa es "justa", estamos autorizados - dicen ellos - a recurrir a
los instrumentas de acción de que dispone la ONU, e incluso a reforzarlos.
Análisis crítico de esta
ideología
Causa consternación observar el crédito
que algunos responsables de toma de decisiones políticas, otorgan ingenuamente a
construcciones ideológicas carentes de toda pertinencia científica. Semejantes
ayudas a la decisión sólo pueden conducir a catástrofes. Pasaremos
revista nuevamente a los cuatro componentes, evocando lo que dicen de ellos
estudios científicos de calidad indiscutible.
Primacía del capital
humano
Fraguadas desde el siglo XIX, las tesis
de Malthus fueron desmentidas por las investigaciones y las realizaciones,
iniciadas en México, de Norman Borlaug, padre de la revolución verde en
la India, lo que
le valió ser premio Nobel de la
Paz en 1970. Todas las hambrunas de la actualidad tienen su
origen en guerras, ignorancia, malos gobiernos, corrupción, o también en
disfunciones de los sistemas de distribución. Asimismo, Julian Simon,
"nobelisable" muerto prematuramente, mostró que los recursos naturales estaban
lejos de agotarse; el único recurso que corre el riesgo de faltar es el
mismísimo hombre; sólo él tiene el poder de hacer de cualquier cosa un recurso y
de un recurso, una riqueza. El hombre es el primer capital que se debe valorar.
Además, hay que hacer notar que, desde
hace años, los demógrafos más respetados han llamado la atención sobre la caída
generalizada de las tasas de crecimiento de la población y sobre la baja, a
veces alarmante, de los índices de fecundidad. Estas tendencias ya se percibían
desde hace unos treinta años; sin embargo, como contradicen la vulgata
maltusiana, no fueron admitidas y reconocidas sino hasta hace poco por el FNUAP
y las demás agencias de la
ONU involucradas. Asimismo, lejos de sacar como conclusión la
necesidad de cuestionar los programas de control, estas agencias toman como
pretexto los aniversarios de las Conferencias del Cairo y de Pekín a fin de
reclamar más recursos para el funesto "plan de acción".
Población y credibilidad
nacional
Es preciso señalar aquí que el efectivo
y la estructura por edad de la población son importantes para la afirmación de
la soberanía de una nación en el contexto general de las relaciones
internacionales. Es lo que enseña la historia y lo que la actualidad confirma
cada día. Es cierto que el estado de la población de una nación no basta para su
afirmación política, pero no se puede negar que es parte necesaria y ostensible
de la misma. De este modo, a pesar de las diferencias ideológicas que las
separan, ninguna gran nación puede darse el lujo de fomentar malas relaciones
con China, ni, por otro lado, con la India (10). La credibilidad
internacional de los dos gigantes de América Latina, Brasil y México, está
fuertemente hipotecada por su déficit demográfico.
El
globalismo
Las diferentes concepciones del
globalismo deben ser examinadas con mucha atención. Si globalismo
significa que los hombres y los Estados son responsables los unos de los otros,
si con esto nos referimos a un sentido más agudo de la solidaridad, no podemos
mas que alegrarnos. Sin embargo, junto con otros, Zbigniev Brzezinski abrió el
camino para otra concepción del globalismo, según la cual, los Estados Unidos
deberían asumir el liderazgo de un directorio de países ricos con el fin de
evitar el caos mundial. Esta prevención del desorden debería incluir la
"contención" de los países del Tercer Mundo y la repartición de las tareas según
el espíritu de John Stuart Mill (11).
Aplicado a las relaciones entre Estados,
ese globalismo significa un cuestionamiento radical de la soberanía de
las Naciones. A este respecto, es extremadamente preocupante ver las instancias
internacionales - sobre todo la
ONU, pero también la Unión Europea - roer la
autonomía de las Naciones soberanas a quienes sin embargo, deben su existencia y
su legitimidad. En particular, mediante convenciones, las legislaciones
nacionales son debilitadas, naciendo de este modo un nuevo derecho, que es
utilizado particularmente para imponer a las naciones pobres "nuevos derechos"
en materia de población (12). Vemos pues que ya no se honra a la subsidariedad.
La
familia
Habría que recordar aquí los efectos
devastadores del individualismo desmedido al que conduce el neoliberalismo y la
violencia resultante del mismo. Ahora bien, el contrapeso a esta desviación nos
lo ofrecen algunos estudios recientes relacionados con familia.
Gary Becker recibió el premio Nobel de
Economía en 1992 par haber mostrado el papel capital de la familia y de la
educación en la sociedad (13). Es primordialmente en familia que se forma el
"capital humano", el único que importa en definitiva, y que corre el riesgo de
faltar. Es en la familia que se forma la personalidad del niño. Es ahí donde el
niño aprende el sentido de la iniciativa, de la responsabilidad, de la
solidaridad, etc. tantas cualidades altamente apreciadas en la sociedad.
En esta formación - agrega Cary Becker -
el papel de la madre es esencial: es ella quien despierta estas cualidades y
quien enseña al niño a estudiar, a ordenar sus cosas, a ser ahorrativo, etc. De
ahí el valor específico de la actividad materna, que debería ser reconocida en,
y por la sociedad. El niño no sólo es un bien para sus padres; es un bien para
la sociedad. La actividad materna no es simplemente un bien "privado"; es un
bien aportado a la sociedad. De ahí la necesidad de ofrecer a la mujer las
condiciones de una decisión verdaderamente libre: ya sea consagrarse a la
familia, ya sea optar por una profesión, o bien conciliar ambas.
Estas conclusiones son corroboradas a
contrario por Claude Martin quien estudió "el postdivorcio". El divorcio
aumenta el riesgo de marginalización, e incluso de exclusión, del cónyuge
separado más vulnerable (14). El Estado-Providencia crea por sí mismo problemas
que no puede resolver: adulando a los individuos, debilita la institución
familiar que sería la primera en remediar las carencias del
Estado-Providencia...
En pocas palabras, a la sociedad y al
Estado les conviene sostener a la familia y ayudarla a educar bien a los niños
que nacen en su seno.
Gestores responsables
Tanto en el medio ambiente en general
como con los recursos que en él se encuentran: el hombre debe administrar el
mundo natural de manera responsable. La responsabilidad de las agresiones contra
el medio ambiente se encuentra tanto en hombres coma en compañías devorados par
una rapacidad sin límites, como en el caso del Amazonas; o en quienes deforestan
y desertifican porque no tienen acceso a otro tipo de combustibles; o en quienes
para encontrar oro, matan la fauna acuática; o en quienes toman océanos y lagos
coma desagües; o en quienes no quieren disciplinar su consumo, como en los
países ricos; o en aquellos cuyas industries contaminan, como en los países del
Este europeo. Es falso y deshonesto imputar a una "población excesiva" la
responsabilidad de semejantes agresiones.
Impugnar. un derecho político
esencial
Al final de este análisis crítico, se ve
claramente que la ideología maltusiana, introyectada por varias publicaciones de
agencias de la
ONU, hace poco caso del hombre, de sus capacidades inventivas,
de su libertad, de su sociabilidad. Según esa ideología, el hombre es objeto de
determinismos inexorables, a los que se encuentra necesariamente sometido. Estos
determinismos se observan en el crecimiento fatal de las penurias, en el
carácter insuperable de las desigualdades naturales, en el servilismo
irremediable del hombre a sus pasiones, por último en la imposibilidad para el
hombre de librarse del anclaje que lo clava por entero al cosmos.
El drama es que, en la medida en que
la ONU acogió esta
ideología íntegramente materialista, con el determinismo que es su remate
inevitable, la misma ONU corre el riesgo de sucumbir a la intolerancia y al
dogmatismo. Al poner en la trampa a sus miembros, la ONU acabó por caer en la trampa de su
misma ideología. Erigiéndose en depositaria de la "verdad ideológica", ella
debe necesariamente volverse intolerante, rechazar toda crítica, ignorar
con exceso de soberbia el mentís de los hechos. De ahí su obsesión por el
consenso en las reuniones internacionales y la ocultación sistemática de
las reservas que emanan de medios "políticamente incorrectos". Si el colegio de
las naciones miembros no retoma el control de esta organización, la ONU podría generalizar en el
mundo el modelo chino: la producción de la riqueza humana sería
planificada por tecnócratas ideológicamente "iluminados", de quienes estaría
prohibido discutir los oráculos. Si la ONU quiere conservar su credibilidad,
sólo podrá lograrlo liberándose de esta ideología mediocre, reaccionaria y
paleo-imperial.
Desarrollo y
libertad
Amartya Sen, premio Nobel de Economía en
1998, elaboró una obra que arroja nueva luz sobre la pobreza en general y las
hambrunas en particular. Siguiendo caminos algo diferentes a los que tomaron
Borlaug, Becker y Simon, el célebre economista de Cambridge mostró que la
pobreza no tiene nada de fatal. Es el hombre el principal responsable de ello,
no la naturaleza, y precisa: la pobreza debe medirse tomando en cuenta no sólo
el ingreso sino también la escolaridad, la facilidad para acceder a la atención
médica, a reformas agrarias y fiscales, etc. La pobreza es la consecuencia de
malas gestiones económicas, es decir de malas decisiones tomadas por hombres: es
la cara de un fracaso.
Ahora bien, para corregir esos errores y
poner fin a esos fracasos, se necesita antes que nada un ambiente
político favorable. Para empezar, es preciso que todos tengan
derecho a la libertad de expresión; hay que poder criticar las malas medidas
económicas ya que, ahí donde todos son instruidos y tienen derecho a la palabra
crítica, los dirigentes que cometan errores y no los corrijan, serán reprobados
en las siguientes elecciones. Poniendo vigorosamente de relieve el papel del
hombre, Amartya Sen muestra cuán estrecha es la relación entre la economía y la
política; subraya en particular que las hambrunas se deben al hecho que quienes
las padecen no tienen derechos; en particular no pueden expresarse para criticar
el establishment.
La lectura que Amartya Sen hace de la
hambruna puede ser extendida al conjunto de los parámetros que caracterizan a la
pobreza y al desarrollo: ingreso, sí, pero también salud, escuela, esperanza de
vida, etc. Será imposible luchar contra la pobreza, será imposible procurar
desarrollo si no se reconocen los derechos de todos los hombres
involucrados. Dicho de otro modo, no hay desarrollo sin democracia política,
como no hay democracia "'sin libertad para censurar".
Si es así, queda confirmado que la
tendencia al dogmatismo ideológico, que se constata a veces en la ONU, no puede tolerar el
derecho que tienen los pobres a la palabra. Privados de palabra, privados de
escuela, privados de salud - en una palabra - privados de libertad, los pobres
no tienen su lugar en el gran banquete de la naturaleza. "La tentación de
imponer un control obligatorio de los nacimientos, escribe Amartya Sen, aparece
en el momento en que un gobierno tiene prioridades diferentes a las familias
mismas" (15). Según ciertos textos de la ONU y de sus agencias, la prioridad es
hacer que los pobres se traguen la poción ideológica, que la subscriban, en
ningún caso que la discutan.
Si no fuese detenida, esta derivación,
que no puede valerse de la
Carta de San Francisco (1945) y que es francamente contraria a
la
Declaración de los Derechos Humanos (1948), desembocaría en un
desastre económico y político del cual el "modelo chino" es sólo una lúgubre
prefiguración.
El demógrafo de cara al
poder
Al término de esta revisión, se
desprenden varias enseñanzas relativas a la población y a la demografía.
1. La ciencia demográfica ha dado y
continúa dando servicios inestimables a la comunidad humana. Sin
embargo, el responsable de la toma de decisiones políticas debe siempre tener en
mente los limites inherentes a esta disciplina científica. Aún hechos en
las mejores condiciones, los censos sólo dan estimaciones. En cuanto a las
proyecciones y a las previsiones, tal y como se desprende de los resultados
incluso de la ONU,
deben ser tomadas con la mayor circunspección y son regularmente desaprobadas.
No contamos con ningún método que nos permita decir con certeza lo que será el
comportamiento reproductivo de las parejas en tal o cual sociedad.
2. Desde el inicio de este siglo, la
ciencia de la población permitió estudiar la morbilidad y en particular
delimitar mejor las enfermedades infecciosas; en ese sentido fue particularmente
de gran ayuda para los servicios de migración. Con el perfeccionamiento de los
servicios de estado civil, la demografía ofreció a las naciones un mejor
conocimiento de su fuerza de trabajo y de sus capacidades. Frecuentemente,
después de las guerras los gobiernos han promovido medidas natalistas.
3. Desde los años 60, los poderes
públicos han sido cada vez más influenciados por la ideología maltusiana,
divulgada ante todo desde los países anglo-sajones. Impregnados de esta
ideología, y disponiendo de recursos cada vez más considerables, los Estados,
vigorosamente incitados por las organizaciones internacionales públicas y
privadas, intervinieron cada vez más abierta y directamente en la planificación
autoritaria de las poblaciones. La India y China son los casos más
conocidos, pero un intervensionismo parecido se observa en América Latina, en
particular en México, y en África. La ideología maltusiana pretende "legitimar"
campañas que persiguen como blanco preferencial - y "por su propio bien" - a
poblaciones sin defensa. Numerosos testimonios dan fe de que estas poblaciones
no están "completamente informadas" y que tampoco están en condiciones de dar un
"consentimiento libre y aclarado" de las medidas antinatalistas que se les
prometen para "su beneficio". La ideología maltusiana está aquí al servicio del
engaño, de la coerción o de la fuerza. Exportada a los países en pleno
desarrollo, se ha convertida en el arma más pérfida que utilizan los países
ricos en la confrontación disimulada que han emprendido en contra del Tercer
Mundo.
4. Las intervenciones cada vez más
notorias de los poderes públicos en la dinámica demográfica, inducen
transformaciones radicales en la sociedad política. En nombre de la
ideología maltusiana, el comportamiento reproductivo de los ciudadanos y la
célula familiar están cada vez más expuestos a la intrusión del Estado. Pero los
Estados particulares están cada vez más expuestos a las presiones que vienen de
la ONU, de sus
agencias e incluso de la
Unión Europea. La ayuda a los países del Tercer Mundo cada vez
está más condicionada a la aceptación de programas maltusianos. La
subsidiariedad ya no se respeta puesto que las parejas son cada vez más
"administradas" en sus decisiones más intimas y que las Naciones ven corroída su
soberanía en nombre del "estado se necesidad" creado por la, así llamada,
"explosión demográfica".
5. El impacto producido por las
metamorfosis del maltusianismo contrasta con el carácter precario de las
bases científicas sobre las que él descansa. Este contraste dirige a la
comunidad demográfica nacional y mundial un llamando a un examen de
conciencia.
La mayoría de las grandes disciplinas
científicas mantienen relaciones ambiguas con el poder. Algunas veces los
gobernantes se valen de científicos para gobernar, otras, los científicos
pretenden gobernar en virtud de su saber. De este modo los sabios oscilan a
menudo entre servilismo y voluntad de poder. Algunos psiquiatras se pusieron al
servicio del régimen soviético; algunos médicos biólogos quieren participar
actualmente en el poder y administrar la vida humana en nombre de criterios
"cualitativos" definidos por ellos mismos.
La ideología maltusiana ilustra de
manera dramática los riesgos de relaciones ambiguas que algunos demógrafos
mantienen con el establishment nacional e internacional. Consideremos
simplemente lo que ocurre en las agencias de la ONU. Ellas tienen a su
servicio a algunos demógrafos de los cuales algunos son a veces utilizados
esencialmente para dar seudo-legitimación científica a los programas de control
de la población. Otros demógrafos, externos o no al aparato de la ONU, participan en el poder
presentando su cientismo demográfico como la panacea de todos los males que
padece la sociedad humana.
De este modo se formó una tecnocracia
internacional que está al servicio de los intereses de las grandes potencias.
Esta tecnocracia maquilla sus intenciones vergonzosas bajo la máscara de una
farsa demográfica totalmente insensible al mentís de los hechos. Se debe pues
denunciar el abuso de poder científico, llevado a veces hasta la estafa,
cometida por una fracción significativa de la comunidad demográfica.
Ningún demógrafo está a salvo de esta
recuperación humillante. Evidentemente, podemos encontrar en todas partes a
algunos demógrafos dispuestos a vender cualquier producto que responda a
las conveniencias gubernamentales del momento, por ejemplo en materia de seguros
de enfermedad, de seguro social, pensiones de retiro. Sin embargo por fortuna
también existe en todos lados una comunidad demográfica que une su autoridad
científica reconocida, con una integridad moral de valor irreprochable. Es a
estos sabios, que conocen el precio de la libertad académica a quienes incumbe
la tarea urgentísima de proteger a nuestras comunidades nacionales y a toda la
comunidad humana de las metamorfosis del maltusianismo. Toca a ellos antes que
nada, exigir a la
ONU que entregue cuentas; toca a ellos desmitificar los "planes
de acción" ampliamente fundados sobre una gigantesca baladronada ideológica. Si
la mentira casa bien con la violencia, la justicia sólo podrá hacerse en la
verdad.
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Michel Schooyans (http://perso.infonie.be/le.feu )
Notas
1. El texto completo del famoso
Apólogo del Banquete de Malthus se encuentra en nuestra obra La dérive
totalitaire du libéralisme, Paris, Éd. Mame, 1995, pp. 139 s.
2. Hemos consagrado dos obras a estas
tesis y a su posteridad: La dérive totalitaire du libéralisme, citada con
anterioridad, y El Evangelio frente al desorden mundial, Prólogo del
Cardenal Ratzinger, México D.F., Ed. Diana, 2000.
3. Sobre la influencia de estas ideas en
Francia, ver Anne CARO, Histoire de l'eugénisme en France.
Les médecins et la
procréation. XIXe-XXe siècle, Paris, Éd. du Seuil,
1995.
4. Una perspectiva general sobre la
acción de la ONU y
de sus agencias se encuentra en Stanley P. JOHNSON, World Population and the
United Nations. Challenge and
Response, Cambridge University Press, 1987.
5. Analizamos estos problemas
detalladamente en La face cachée de l'ONU, Paris, Éd. Le Sarment/Fayard,
2000; traducción en español a salir en 2001 por la Editorial Diana, México D.F.
6. Más detalles sobre las Conferencias
que citaremos en nuestra obra Le crash démographique, publicado en Paris,
Éd. Le
Sarment/Fayard, 1999; cf. especialmente el capítulo V: "L'ONU et ses conférences
concernant les Populations".
7. Ver
Luc FERRY, Le nouvel ordre écologique, Paris, Éd. Grasset/Livre de Poche, 1998, cf. por ejemplo pp.
26-29.
8. Ver nuestras obras citadas más
arriba: La dérive totalitaire du libéralisme, passim; y El Evangelio
frente al desorden mundial.
9.
Cf. The Life and Death of NSSM 200 (Kissinger Report), publicado por
Stephen D. Mumford. Este libro puede ser solicitado al Center for Research on
Population and Security, P.O. Box
13067, Research Triangle Park,
North Carolina 27709, USA. El texto del Reporte se encuentra en las pp. 47-186.
10. Es lo
que explica Gérard-François DUMONT, profesor de demografía de la Sorbona, en "Démographie et
analyse stratégique", en Défense (Paris), n° 83, marzo 1999, pp. 76-80.
11. Sobre los aspectos económicos de la
globalización, ver la sorprendente obra Mastering Global Business,
London, Ed. Financial Times/Pittman
Publishing, 1999.
12. El paso del control demográfico a
los nuevos derechos es finamente analizado por Seamus GRIMES en "From Population
control to 'reproductive rights': ideological influences in population policy",
en Third World Quarterly, 19, 3, 1998, pp.
375-393.
13.
Ver Gary S. BECKER, A Treatise on the Family, Cambridge, Massachusetts,
Harvard University Press, Reedición 1994.
14. Esta es una de las principales tesis
desarrolladas por Claude MARTIN en L'après divorce. Lien familial et
vulnérabilité, Presses universitaires de
Rennes, 1997.
15. Cf
Amartya SEN, "Pas de bonne économie sans démocratie", en Le Monde, 28
octubre de 1998.
________
Referencias del libro de Michel
SCHOOYANS, La Cara
Oculta de la
ONU: Editorial DIANA, SA de CV, Arenal n° 24, Edificio Norte.
Col. Ex Hacienda Guadalupe Chimalistac, México DF, CP 01050. Tel:
(55)50.89.12.12; Fax: (55)50.89.12.48; Site: www.editorialdiana E-mail
4sales@diana.com.mx